Historia de una carta
Todo empezó con la noticia que nos explicó el "protagonista de la semana".
HA EMPEZADO UNA GUERRA EN UCRANIA
- Siiiii ha sido "Cutin"- dice un niño indignado.
- La gente tiene miedo.
- …
Surgieron mil preguntas que se iban respondiendo unos a otros. Todos participaban, menos una niña que se mantenía al margen, aunque la veía que balbuceaba algo en voz baja y hacía gestos contenidos con las manos.
Cuando ya daba por terminada la conversación, esta niña se levanta y dice “NO TODOS LOS RUSSES SON MALOS, ¡LO ESTÁN PASANDO MAL TODOS!”
Hacía tiempo que en esta clase no había tanto silencio.
- Tienes toda la razón. No queremos que nadie se sienta mal con nuestros comentarios. – Le dije agarrándola de la mano.
- Tranquila. – Le dijo una compañera mientras le daba un abrazo.
Pero no quedó ahí. Al día siguiente, nada más entrar por la puerta, me dicen:
- Hemos tenido una idea, queremos escribir una carta a Putin.
- Vale, pero debe pensar en qué quiere decirle y cómo escribir una carta…
- Ya ya, esa será tú parte, así tú también participas.
Cuando ocurren estas cosas, dejes de lado todo el trabajo programado, para aprovechar la motivación de los pequeños.
Les conté la estructura de una carta, que debíamos presentarnos, explicar el motivo de la carta y despedirnos.
Cuando quieren hacer algo, ¡no hay nadie, ni nada que les pare!
Empiezan a escribir la carta…
¡Ya está! Después de 4 horas tenemos nuestra carta hecha.
Esperamos en la sala a la que se imprima, ya que quieren una cada uno para compartirla con sus familias.
- Chicos, estoy contento – dice un niño con una sonrisa tímida
- Yo también estoy contenta!! ¡Bravo chicos, somos los mejores! – empieza a llamar a otra compañera.
Leemos la carta por última vez y no quieren realizar ningún cambio, así que toca firmarla.
Ahora sí que sí, ya está la carta preparada para ser enviada.
¡Qué día!! Salieron todos a casa con el pecho hinchado, ¡y yo también!
Ver a estos pequeños organizándose por una lucha en común, luchando por una injusticia… Era imposible no sentirse orgullosa.
Como dice la escritora Lois Lwry, “Los niños merecen el derecho a pensar que pueden cambiar el mundo” y los niños y niñas de P5 no sólo lo piensan, sino que lo intentan.